Socorrito y su gran fuerza espiritual
Combinación de espiritualidad y éxito material.
La paz espiritual de la que gozó, en vida, Socorrito Romero Sánchez fue singular. Una mujer que combina la sencillez, la solidaridad y la riqueza, por donde se vea, Socorrito fue única. El espíritu de Socorrito y su imagen sigue intacta y pervive hasta en quienes no tuvieron la oportunidad de conocerla.
La mujer que empezó desde abajo, con prácticamente nada entre las manos, construyó una de las empresas más boyantes de México. Sin duda la riqueza material la colocó en una persona poderosa y privilegiada. Pese a que el poder fue una consecuencia involuntaria de su éxito, al día de hoy, muchos quisieron ocupar el lugar que tuvo la Señorita en los negocios y en la vida pública del país.
La Señorita se codeó con Presidentes de la República, como Carlos Salinas De Gortari, hasta el mismo Papa Juan Pablo II a quien saludó gracias a su declarada fe católica. Entre muchas otras personalidades que seguramente convivieron con ella.
Sin duda el mayor poder de Socorrito Romero fue no necesitar su poder. Permanecer indiferente a ese poder fue lo que la hizo más grande y admirada aún. Su gran sencillez la caracterizó hasta su muerte. En su lápida se lee la leyenda: “ del polvo venimos y al polvo retornamos”. Los bienes materiales también se desvanecen. Toda la riqueza de Socorrito no le regaló la cura al cáncer que le arrebató la vida.
Uno de las enseñanzas que nos ha dejado la religión es que no somos nada, todos somos iguales frente a la muerte. Ricos y pobres nos igualamos en el panteón. Eso lo sabemos todos los mexicanos, está en nuestra cultura.
La fuerza espiritual de la Señorita le dio la entereza necesaria para seguir trabajando hasta sus últimos días. La fe que mueve montañas era el soporte de Socorrito. Socorrito fue inigualable y su recuerdo sigue vivo entre la comunidad mexicana.