ATIZAPÁN DE ZARAGOZA- Es tan grave la red de corrupción que impera en el organismo SAPASA, que quienes se oponen a las acciones irregulares de parte de algunos malos funcionarios, reciben toda clase de insultos, intimidaciones y hasta amenazas de muerte, todo ello, por no prestarse a los actos deshonestos de una minoría rapaz.
Como si se tratara de una norma al interior de esa dependencia, algunos personajes siniestros como el jefe de adquisiciones David Mercado, tienen por costumbre exigirle dinero a los proveedores, pero paga los servicios, así como los productos que se deberían suministrar al organismo, hasta 200 por ciento más, del valor que pueden tener en el mercado.
Para que el engranaje de la red de corrupción funcionara a la perfección, pretendían utilizar a quien se desempeñaba como jefe de almacén Erik “N”, para que a cambio de ser beneficiado con una cantidad de dinero, se callara la boca respecto a las compras fantasmas, en las que se pagaba por cosas que nunca ingresaban al almacén.
Sin embargo, en el servicio público también hay gente honesta y con principios como dicha persona, quien no solo se negó a esa situación, sino que se presentó a la Contraloría Interna, para denunciar esa grave anomalía.
Pero por no colaborar con la red de corrupción que le está carcomiendo las entrañas a SAPASA, Erik “N”, recibió toda clase de insultos y hasta amenazas de muerte para él y su familia, por lo que esa persona a la fecha se encuentra en calidad de desaparecida y nada se sabe de él.
La red de corrupción que ha transformado al organismo en una auténtica cueva de Alí Babá, donde quien no se pone la camiseta del saqueo y la desfachatez, es hecho a un lado e intimidado, por atreverse a actuar con honestidad en el servicio público.
Otro caso de esa red, es el subdirector de operaciones de SAPASA, Luis Elías Ramírez, quien lleva más de 15 años en ese puesto, donde se siente muy a gusto porque el cargo público lo utiliza como punto de partida y sustento de los negocios turbios que realiza con los proveedores.
Debido a que este funcionario mira al organismo de agua solamente con el signo de pesos, todo lo observa como un jugoso negocio para él, lo que incluye los diferentes proyectos y obras hidráulicas, que son parte importante de sus tentaciones.
Lo anterior, explica por qué las obras efectuadas por SAPASA en las comunidades de Atizapán, terminan por no servir y no tienen la calidad que deberían, sobre todo porque son pagadas, como si se tratara de la construcción de un palacio real para un rico monarca.
Esta falta de escrúpulos, ha derivado en que la ciudadanía se encuentre desamparada frente a los riesgos de inundaciones en la temporada de lluvias, puesto que las obras deficientes, son un riesgo latente que los atizapenses no merecen tener encima.
Ha trascendido que dicho funcionario, no actúa en solitario sino que cuenta con el contubernio del que en su tiempo fue titular del organismo: Enrique Espinosa Olivar, con quien desarrolla esa clase de actividades y que, como se recordará, es un ex servidor público que estuvo involucrado en un escándalo, por la falsificación de un amparo.
Y al elenco de las irregularidades, se agrega Julio Martínez, actual “asesor” del presidente Pedro Rodríguez, quien mete la mano en SAPASA, al ser quien se encarga de señalar quiénes pueden y deben ser dados de alta en el organismo, si así son de su agrado.
En contraste, es también el que tiene en sus manos el destino de aquellos servidores públicos considerados por él como “non gratos”, a los que manda dar de baja, echándolos a la calle para que se incorporen a la estadística del desempleo.
De esta manera, SAPASA se va a pique a causa del descaro y el cinismo de quienes lejos de darle solamente le quitan, empobreciendo a esta institución hasta lo indecible, poniéndola al borde del colapso.