Por Jorge Ramón Rizzo*
Tal parece que en México se está haciendo normal que vivamos crisis superpuestas, donde a una problemática se le suma una más y luego otra, y así subsecuentemente.
Este lunes el Centro de Coordinación y Apoyo a Emergencias (CCAE) de Petróleos Mexicanos (PEMEX), confirmó una nueva tragedia en el norte de Veracruz, se trata de un derrame de hidrocarburo en el río Pantepec, dentro del municipio de Álamo Temapache.
Uno de los sitios más severamente golpeado por las inundaciones, que ahora tendrá que hacer frente a una catástrofe ambiental de consecuencias devastadoras para los cuerpos de agua, la salud de las especies y la vida humana.
Esta situación agrava la crisis ambiental y humanitaria en la zona. La alcaldesa de Álamo Temapache, Lilia Arrieta, reconoció que “en medio de la emergencia por la inundación, se presenta otra contingencia emergente”, aludiendo al nuevo reto que enfrenta el gobierno y las comunidades afectadas por el derrame de PEMEX.
El incidente ocurre mientras la región aún no se recupera de las severas inundaciones del pasado 10 de octubre, que dejaron comunidades incomunicadas y afectaciones generalizadas. Todo esto, reaviva el debate sobre la vulnerabilidad ambiental de la infraestructura petrolera en regiones con alta exposición a fenómenos meteorológicos extremos, máxime cuando este derrame es atribuido también a la temporada de lluvias que azotan al norte de la entidad.
Veracruz, uno de los estados con mayor densidad de ductos en el país, ha sufrido en años recientes eventos similares vinculados a lluvias intensas o deslaves. Y, una vez más en pocos días, el norte de Veracruz hace evidente su fragilidad ante desastres climáticos y ahora, ante daños a los ecosistemas por fugas de combustible reportados por el CCAE.
La fuga se habría registrado en las orillas del río Pantepec, a unos cuantos kilómetros de Alamo Temapache, y el daño ya estaría llegando a Tuxpan, donde se toman precauciones por el consumo de agua para uso humano. Es decir, el crudo derramado ya habría recorrido más de 50 kilómetros hasta este miércoles y en un par de días ya estaría desembocando en el Golfo de México.
El río Pantepec principalmente proporciona agua para la agricultura y el consumo humano. Lo que hace que el riesgo para la población del norte de Veracruz se encuentre el rojo vivo.
PEMEX no ha reportado qué cantidad de crudo se ha derramado por este evento catastrófico, que se suma a otro que vivimos en mayo de este mismo año en Tabasco, donde una mancha negra invadió aguas del Golfo de México, de por lo menos 9 kilómetros de costa, a la altura de la terminal marítima de Dos Bocas, por la fuga en dos ductos que transportaban aceite.
Así que hoy lo que sucede en el río Pantepec debe llamarsele como se reconoce a este crimen internacional universalmente reconocido como ecocidio, ya que el daño perpetrado a los ecosistemas de decenas de kilómetros de la ribera de ese afluente puede llegar a ser irreversible.
No quiero exagerar. Pero lo que sucede no es fácil de ver, de entender y de atender. Se requiere de una suma de esfuerzos. El río podría morir y su agua ser altamente contaminante para cultivos y consumo humano.
Enmedio de estas crisis superpuestas, urgen también acciones superpuestas.
Sin el ánimo de ser pesimista, ésta fuga de crudo sobre el río Pantepec puede llegar a descargar al mar y dañar el Sistema Arrecifal Norveracruzano.
Hoy Veracruz aparece nuevamente en primera plana, ni más ni menos que del The Washington Post con un amplio reportaje que la colega Alba Alemán cubrió para Asociated Press (AP) y que coloca a México nuevamente como noticia mundial por esta tragedia ecológica.
*Periodista/Tlaxcala